monicaco

monicaco

Los orígenes de este insensato.

 

           

Escultura

En sus años mozos ya mostró inclinación por la escultura, modelando máscaras del planeta de los simios en plastilina que después se aplicaba él mismo en la cara con pegamento imedio, muñequitos de ET el extraterrestre o tiburones como el de la peli.

Con igual entusiasmo se aplicó a la tarea de destrozar los destornilladores de su padre al usarlos como cinceles sobre piedras de alabastro que conseguía por los medios más insospechados.

Por fortuna no queda mucha documentación fotográfica de todo aquello.

Pasó el tiempo y llegó una etapa como escultor profesional, organizó sus exposiciones e incluso fue profesor de técnicas escultóricas en la facultad de bellas artes de Madrid.

Esta fase llegó a su punto culminante cuando recibió el encargo de inmortalizar en bronce a Don Pedro Escartín, mítico seleccionador y árbitro de fútbol (por cierto que no debe haber muchas personas tan poco interesadas en el fútbol como monicaco y que hayan recibido tantos encargos relacionados con este deporte), definitivamente parecía que se había convertido en un consagrado escultor con un prometedor futuro.

Y como no podía ser de otra forma, tan pronto como el busto se instaló en una céntrica zona de la ciudad, en plena castellana, frente al estadio de fútbol, monicaco abandonó su carrera como "escultor serio" (ahí, en todo lo alto), y se entregó de lleno a la elaboración de monstruitos y muñecajos.

       
         
         
         
 
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